Gays de todos los tiempos: Miguel de Molina

Miguel de Molina nació en Málaga en 1908. Ya adolescente tuvo que trabajar en el mantenimiento de un burdel, y ante el intento de propasarse de una prostituta hizo valer su orientación sexual, que ya tenía clara.

En 1931 decide dedicarse a la copla, en Valencia obtiene sus mayores éxitos con números como El día que nací yo, Triniá, Te lo juro yo, La bien pagá y Ojos verdes. Ésta última, la más célebre copla española, la estrenó Miguel en el Café de Oriente de Barcelona, aunque después se la apropiaría Concha Piquer para su repertorio. 

Cuando llegó el franquismo fue perseguido, apaleado y exiliado.  José Finat y Escrivá de Romaní, conde de Mayalde, le acusó de haber ayudado al ejercito republicano y de ser homosexual; fue agredido brutalmente por el mismo conde y otros dos individuos que se habían identificado como policías. El verdadero motivo, según testigos de la época, fue el despecho del conde de Mayalde ante el rechazo amoroso de Miguel de Molina.

En 1942 en Buenos Aires, participó en películas como Luces de candilejas o Ésta es mi vida. El gobierno de la España de Franco obliga a Argentina a que le expuse por su condición sexual. Se exila en México hasta que, años más tarde, Eva Perón hace que vuelva a Argentina ofreciéndole contratos por el país.

Ya en 1960, a los 52 años, decide terminar con su carrera artística. Fija su residencia en Nueva York. En 1992 el gobierno de Felipe González le otorgó la orden de Isabel la Católica, reconociendo su contribución al arte en España. Falleció en 1993 en Buenos Aires y fue enterrado en el cementerio de la Chacarita.

La Fundación Miguel de Molina organizó una exposición-homenaje en la sala «El Águila» de Madrid el pasado mes de mayo. Era un artista integral, cantaba, bailaba, diseñaba el vestuario e incluso el calzado. Su único pecado fue ser homosexual y republicano en tiempos de fascismo.