Os pido como favor que me permitais la licencia de dedicar estas letras a alguien especial, uno de esos hombres que merecen atención y cariño, amor y cuidados.
Se trata de un hombre de aspecto rudo, pero corazón de terciopelo. Un hombre al que le cuesta expresar sus sentimientos, pero estos son bondadosos, como los de un niño bueno.
Sus ojos no son muy grandes, pero su mirada es profunda como el océano; sus manos son fuertes, pero secan tus lágrimas como el más suave de los algodones. Siempre permanece atento a todo lo que necesitas, le gusta que le sorprendan, que le muestren cariño. Es un «consumidor insaciable» de cariño.
Casi siempre gruñe cuando intentas hacerle cosquillas o acariciarle la cabeza, pero luego se deja y es tierno como un osito. Su mentón es prominente, y sus labios piden besos a gritos.
Se equivoca como todos nosotros, pero es fácil perdonarle, él es bueno por naturaleza. ¿Podrá perdonarme a mi?, no lo se.
Su jardín secreto es como su alma, llena de vida, con flores bonitas de suave olor, con fuertes raíces de magnolio, con verdes tallos. Yo caminé por ese jardín y solo pienso en volver a entrar.
Gracias