Mar Segura, de «Mujeres ricas», una cateta con pretensiones


«Yo no pregunto el precio de las cosas, cuando quiero algo, lo quiero ya«, esta frase define muy bien a Mar Segura, una mujer que expone su vida de «pseudolujo» en el programa «Mujeres ricas» de La Sexta.

El exitoso formato de La Sexta presenta casi a modo de caricatura de señora adinerada a Mar Segura, una mujer de 40 años, que se define como una apasionada del arte, la moda y la navegación. Pero en realidad pareciera que ha heredado unas hectáreas de invernaderos y con la venta se ha comprado ropa de marca.

Sus pasiones se reflejan en frases que destilan clase, pero no sabemos qué clase…»La gente sabe lo que cuesta un Miró, a partir de los 300.000 euros, hazte una idea», comentaba Segura con un vestido Gucci, lo propio para ir a una galería de arte…según ella.

Pero su definición de arte deja en mantillas al mismísimo Mario de Michelis, «La mirada es lo más importante en el arte, es el fruto de un elaborado estudio de técnicas, de dibujo, de colorido, que es como el artista refleja su forma de ver la vida. Y nosotros la vemos así como él, ¿verdad?, pregunta a su marido Gabriel, un señor mayor que ella, con el que lleva quince años casada. Al menos él habla menos y parece tener algo más de saber estar. Tras esta parrafada metafísica, su marido «rico» le dijo que en tiempos de crisis hay que apostar por nuevos artistas, una forma educada de decirle: ¡que no te compro un Miró!, ¿te crees que somos millonarios de verdad?

Mar vive en Almería, su acento de vocales abiertas la delata, y regenta una empresa de eventos, tiene una casa en una urbanización de lujo de la zona, y enfrente el puerto marítimo en el que atraca su velero.

Si quereis reír un rato podeis verla en «Mujeres ricas», su aspecto de cateta con pretensiones de mujer cosmopolita, con modelitos cada vez menos apropiados para la ocasión, su sombra de ojos a juego con la ropa y sus uñas infinitas de porcelana no tienen desperdicio. Está a mitad de camino entre un personaje de «Pink Flamingos» y la pescadera de mi barrio.