Siempre me he considerado una persona congruente, intentando actuar de acuerdo con mis ideas, llamémosle políticas, existenciales, o forma de vida, y si hay algo que realmente hace que me descentre y me ponga al borde del ingreso en una unidad de psiquiatría es el no entender las cosas.
Me explico, a ver bonit@s, hay cosas que por mucho que nos empeñemos no casan ni a la de tres, vamos, no pegan ni aunque le echemos pegamento de ese de contacto, ese que alguna bruta ha utilizado más de una vez para pegarse las uñas postizas y salir «Divina» el fin de semana.
Os voy a poner un ejemplo que hasta la más cort@ va a entender, las ideas políticas y la forma de vida son como los ingredientes de una receta de cocina, y por mucho que se empeñen algunos cocineros de estos modernos que parece que acaban de descubrir la quintaesencia de los fogones, hay cosas que no, que por mucho que se emperren, las sardinas con mermelada son una guarrada mayúscula.
Si por algo se había caracterizado la gente gay, hasta ahora, fue precisamente por ser congruente con su manera de vivir, siempre defendiendo las libertades individuales y colectivas, siempre luchando por que se nos reconocieran una serie de derechos, que por el simple hecho de decidir a quien metemos en nuestra cama, se nos habían pisoteado hasta no hace nada, y en algunos casos se siguen pisoteando.
Por dios, como se puede ser gay y pptólico al mismo tiempo, como se puede acostar un@ con quien decide libremente y votar a un partido al que solamente le falta montar ejecuciones o quema de brujas contra el colectivo en las plazas públicas. Nos han llamado tarados, enfermos, nos han comparado con una macedonia de frutas, peras, manzanas, botellas.….. tienen un recurso en el Tribunal Constitucional contra la ley de matrimonio, de las adopciones mejor ya no comentamos nada, porque prefieren que los niños estén en el orfanato antes que en una cómoda casa con dos maricones.
¿Es que nos hemos vuelto todos loc@s?, o es que los efectos de los tintes, gominas y lacas nos han apolillado el cerebro?
Eso sí, claro, tambien puede ser que alguna bob@ se crea esa socorrida y manida frase que todo cuanto pptólico pulula por el país tiene a punto de escupitajo cuando se toca el tema gay, «no que va, si yo no tengo nada en contra de los gays, tengo muchíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisimos amigos que lo son«, hay que ver a la cantidad de maricones a los que según ellos, les gusta el color azul pitufo.
Vamos nen@s un poquito de por favor.