Marcela y Elisa se casaron en La Coruña en 1901. El matrimonio canónico llegó a realizarse, pero fueron descubiertas por la justicia y la prensa hizo su agosto con la noticia. Los diarios vespertinos destinados a lectores con poca formación y ávidos de sucesos, titularon: ¡Ay, mamá! ¡Si vieses qué amiga más simpática y más buena tengo! Estoy encantada; «Novios de contrabando»; «Asunto ruidoso. Un matrimonio sin hombre».
A pesar de la oposición familiar, Marcela y Elisa se fueron a vivir juntas a Dumbría, un pueblo gallego en la que era maestra la primera. Las amantes fingieron una estrategia: pelearse. Elisa se marchó del pueblo, y Marcela anunció que se casaría con Mario, un primo de su amiga.
Mientras tanto Elisa se fue un tiempo a La Coruña para transformarse en Mario: se cortó el pelo y empezó a usar trajes de chaqueta y a fumar. Incluso consiguió que un sacerdote católico la bautizara como hombre para poder casarse. Pero finalmente fueron descubiertas. Se fugaron a Oporto, pero las arrestaron y dos médicos reconocieron a “Mario”, obligándola a vestirse de mujer.
Narciso de Gabriel, catedrático y decano de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de A Coruña, ha investigado la historia y ha publicado el libro “Elisa y Marcela. Más allá de los hombres”, editorial Libros del Silencio.
El colectivo coruñés Milhomes reivindica las figuras de estas dos mujeres como luchadoras contra la discriminación sexual. Esta asociación otorga el premio “Elisa y Marcela” a las iniciativas que luchan por los derechos de los homosexuales.
En julio de 2010 se cumplen cinco años de la entrada en vigor de la ley de Matrimonio Homosexual. Desde 2005 y hasta junio del año pasado se han casado 2.121 mujeres en España.