Quién le iba a decir a Beatriz Galindo «La Latina», preceptora de las hijas de Isabel «La Católica», que iba a dar nombre al barrio donde vivió, uno de los más castizos de Madrid y más gay de los últimos años.
Ya somos muchos los que nos reservamos un poco los sábados por la noche o hacemos el ánimo y nos vamos de aperitivo tardío o comida los domingos a La Latina. Hartos del «postureo» de las noches del fin de semana, donde los gays se convierten en esfinges de piedra (los más feos en gárgolas), se hacen inaccesibles, sólo miran con desdén y es imposible entablar una conversación.
En cambio en La Latina todo es posible, tomar el sol en la Plaza de la Cebada o de la Paja, tomar cevecitas, picar algo…e ir a los sitios gays de este magnífico barrio.
A eso de las 19h. ya puede uno entrar en «Maldiva«, por la calle Calatrava, aquí podemos disfrutar de música en directo con dos artistas muy simpáticos, que alternan las melodías con la ingestión de chupitos…Al rato aquello se convierte en una berbena de barrio…con bandejas de bocadillos y empanadas incluidas. Muy recomendable.
Después hay que enfilar hacia «La Sixta«, que está justo enfrente, siempre a reventar, y el público es más madurito. A destacar la música y una chulapa algo descocada que tienen en una hornacina. Echad un vistazo a las tulipas de las lámparas, que son ralladores de acero inoxidable…muy kitsch.
Por último, visita obligada a «El Atril«, en la calle de La Paloma. En todos estos locales los gays están más relajados. Camisetas, vaqueros y todo lo más desenfadado se adueña de sus cuerpos. La estética es desaliñada y «osuna», todos hablan con todos…las pipas saladas de la barra instan a beber, y las copas a 6 euros te obligan a «cocerte a cubatas»…¡me encanta!