Ricardo «Corazón de León», el más famoso rey de Las Cruzadas amaba a los hombres. Lo casaron a la fuerza con Berenguela de Navarra, sin llegar a consumar nunca. Murió sin descendencia y deja en herencia el Imperio Plantagenet a Juan «Sin Tierra» y a Arturo, sus hermanos. La hija de Sancho VI de Navarra no era de su agrado, pero su cuñado Sancho si satisfizo sus fantasías.
Hijo de Enrique II y Leonor de Aquitania, Ricardo vivió su juventud en Francia, donde tuvo amoríos con el príncipe Felipe. Ricardo era alto, rubio y de ojos azules, un chulazo medieval. Era un hábil diplomático y buen caballero en la guerra, lo que le valió el sobrenombre de «Corazón de León».
Durante toda su vida los sacerdotes le sintentaron convencer para que dejase de tener relaciones carnales y sentimentales con hombres, pero él sólo reconocía a Dios, y no a la Iglesia.
Ricardo participó en la III Cruzada, fué acompañdo de Humphrey, un noble franco-sirio, que le hizo el viaje más ameno. Cuentan las Crónicas que el Tratado de Paz de Sicilia previó la entregada de una espada al rey Tancredo de Sicilia: la legendaria Excalibur. Finalmente, sus aventuras acabaron con sus huesos en la cárcel en 1192, cerca de Viena, por dos años. Su hermano Juan se erigió regente de Inglaterra, realizando todo tipo de tropelías.