Hoult se ha ganado a pulso el puesto de nuevo icono gay del cine. Comenzó su andadura protagonizando a los 12 años «Un niño grande» con Hugh Grant. El actor explica su metamorfosis de niño regordete a efebo del celucoide: «Cuando eres un niño actor existe siempre el miedo a no ser lo suficientemente bueno y acabar como uno de esos actores infantiles fracasados, pero me arriesgué dejé mis estudios y decidí ir a por todas».
Al menos podemos afirmar que a pesar de no tener estudios sabe descalificar a los «actores infantiles fracasados», esperemos que él no se convierta en un «actor treintañero olvidado».
Ya tenía su objetivo claro, atraer al público gay, como las nuevas pseudodivas del pop español salidas de programas televisivos, para asegurarse su cuota de mercado. Así en la serie británica «Skins» interpretaba a un «hetero curioso«, líder de una pandilla de chicos, que gustosamente besaba y hacía felaciones a su amigo gay para subirle el ánimo. Ojalá abundaran estos heteros generosos…
Reforzó su imágen de icono gay interpretando en el West End la obra «New boy», sobre un chico gay que llega nuevo al instituto.
Finalmente, aprovechando que Jamie Bell dejó plantado a Tom Ford para interpretar a Tintín bajo las órdenes de Spielberg, Nicholas cogió el papel de conquistador universitario en la ópera prima del diseñador, «Un hombre soltero». Lo más seguro que por vestir los modelitos diseñados para la cinta por Ford.