Criados como patricios romanos, la mayoría de nosotros nos hemos educado en un ambiente opulento y de afectación, ¿podría ser esta una explicación para que seamos gays?. No parece muy consistente la tesis, pero sí divertida. Obviando a los gays rurales, por un momento, y a los que se han tenido que buscar la vida de mala manera, centrémonos en las vidas «agradables», que para eso es un blog de ocio.
No recordáis esas chaquetitas de terciopelo que os ponía mamá los domingos y esos zapatitos de charol que parecía que íbamos amortajados hasta los 8 años, y esas clases particulares de francés leyendo a Verlain. Quién no ha sido arrastrado a un Conservatorio a desarrollar sus dotes artísticas para luego dar pequeños conciertos a los amigos de nuestro padres como monos (gays) de feria.
La indolencia de ver los años pasando en la Universidad, la comodidad de poder viajar para visitar a nuestras amistades, ese estilo de vida propio de la «Dolce Vita«… creo que nos ha ablandado, sensibilizado y afectado tanto… que somos producto de ello.
Alabados sean los vestuarios del Club de Tenis, las colecciones de vaqueros Levi’s de todos los colores, que comprábamos a principio de temporada, y los interminables veranos en la finca de la playa donde conocer atlantes extranjeros.