La Asociación de Vecinos de Chueca, en Madrid, se opone de nuevo a las fiestas del Orgullo Gay en sus calles por el ruido. Este año han amenazado al alcalde Gallardón con llevar al Ayuntamiento ante los Tribunales si permiten las celebraciones.
Los vecinos se valen de la Ordenanza Municipal del Ruido, según la cual el Ayuntamiento no puede autorizar la superación de los niveles de ruido, ni siquiera temporalmente (durante la semana del Orgullo Gay), si en un radio de 150 metros hay residencias, hospitales, urgencias o colegios.
Pero a los vecinos de Chueca poco les importa que el ruido moleste a los pisos tutelados para mayores que hay en la plaza Vázquez de Mella. En realidad, utilizan esto para “quitarse de encima» las fiestas del Orgullo Gay. Pero no se acuerdan que gracias a los gays, que han abierto ahí sus negocios y han comprado sus casas, el barrio ha dejado de ser un foco de marginalidad.
Gracias a los gays este barrio, que en los ’80 era un nido de droga y prostitución, es un emblema en todo el mundo, es sede de las mejores marcas de ropa, y los gays han revalorizado las viviendas, ya que han comprado a precio de oro fincas decimonónicas y las han reformado. De no ser por ellos Chueca sería un barrio marginal, con una población envejecida y pobre.
La Asociación de Vecinos de Chueca se “lanza a la piscina” y pide que las fiestas del Orgullo LGTB no sean organizadas por quienes lo han hecho siempre: AEGAL (Asociación de Empresarios y Profesionales para Gays y Lesbianas de Madrid), COGAM y FELGTB, por haber superado los niveles autorizados de ruido el año pasado. Pues nada, que lo organicen las Hermanitas de la Caridad o Nuevas Generaciones del PP, a ver qué hacen.
Pero lo que más miedo da es que la decisión de autorizar las fiestas del Orgullo 2011 en Chueca queda en manos de la Delegada de Medio Ambiente, Ana Botella. Si prohíbe esto, deberá prohibir la verbena de la Virgen de la Paloma, en La Latina, y todo aquello que sea ruidoso.